viernes, 9 de diciembre de 2011

Al mundo le falta un tornillo

Dicen que una vez hubo un tipo refinado que le gustaba soñar parado y de zapatillas blancas, esta costumbre valerosa, no era mas que una convicción a que lo imposible podía seguir siendo imposible y que lo falso era verdaderamente un logro mas que una culpa. Este señor contaba con la presencia de un atornillado carácter que lo podía poner a la izquierda de todo aquel que proponía enroscarle la vida con antítesis definidas como razones de una convulsión permanente debido a las mañas ajenas.
He aquí el comienzo de un recorrido, que  para muchos entendidos podría llamarse personalidad  definida, y para algunos el gran choque para la gilada. Este muchacho de mente abierta incursiono en el método metafísico de como mezclar un sentido con algo común. Debido a fracasos tras fracasos llego a la conclusión que un sentido puede ser común si lo que, comúnmente, se dispara se puede sentir en la cabeza de algún desprotegido cerebral, cosa que abundan en esta tierra fértil de ignorantes.
El tipo refinado se volcó a la observación de "quienes" , cuando se quedo sin ningún vestigio de guita en sus bolsillos y así pudo aprovechar los gustos que la mal llamada sociedad puso a sus pies como un tesoro que ni el pirata Morgan nunca descubrió, simpatía que lo puso a la vanguardia de los que no tienen propósito común o comúnmente llamados sinsentidos de un argumento que todavía nadie entendió.
Y como dice el tango: "Al mundo le falta un tornillo que venga un mecánico a ver si lo puede arreglar"


















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